Historia Su origen estaba en las disensiones surgidas dentro de la coalición cedista acerca de las tácticas a seguir respecto a la II República. La vía accidentalista o posibilista representada por José María Gil-Robles y Quiñones, presidente de la CEDA, consideraba posible la toma del poder por medios legales para transformarlo posteriormente, mientras que la catastrofista propugnaba la ruptura con la legalidad republicana y destrucción de sus instituciones aunque para ello se debiera recurrir a la violencia.