Características generales Dentro del ámbito de las creencias en lo mágico, la hechicería, identificada con la brujería, se adscribe generalmente a la magia negra o maléfica, asociada a espíritus y fuerzas sobrenaturales de carácter maligno y encaminada a producir un daño sobre un individuo o una colectividad; frente a ella se sitúa la magia blanca, con cuya acción se pretende, mediante la ayuda de espíritus benéficos, conjurar la eficacia de la anterior y procurar el bien común. Esta última fue, desde la Antigüedad clásica hasta finales de la Edad Media, socialmente considerada, tolerada e incluso protegida por las autoridades civiles y eclesiásticas, en atención al provecho que podía reportar a la sociedad, mientras que las prácticas de la hechicería maléfica fueron condenadas y perseguidas sistemáticamente, ya que a ellas se atribuía el advenimiento de desgracias e infortunios.