Juana de Aragón (reina de Nápoles)

El rey le dio la lugartenencia del principado de Cataluña, Mallorca e islas adyacentes (30-X-1475) para presidir las Cortes de Lérida que acabarían posteriormente en Barcelona, donde cesó en el cargo a la vuelta del rey (1477). Su padre la propuso en matrimonio a Alfonso de Castilla, hermano del rey de Castilla Enrique IV (1454-1474); al duque de Berry, hermano del rey de Francia Luis XI y a Federico, hijo del rey Fernando I de Nápoles (1472). Poco después se iniciaron las negociaciones para desposarla con Fernando I de Nápoles (1475) con quien Juana se casó (Cervera, provincia de Lleida, 3-XI-1476) por poderes otorgados a Galceran de Requesens i Joan de Soler, conde de Trivento. Juana fue coronada reina de Nápoles en Barcelona (6-VIII-1477). Presenció la conjuración de los barones napolitanos contra Alfonso, heredero del reino de Nápoles, y la represión que realizó el rey contra ellos (1487). Tras la muerte de su esposo (1494) reinó durante un breve periodo su hijo Alfonso II, quien abdicó en su hijo Fernando II. Juana y su familia tuvieron que huir de Nápoles debido a la lucha por el trono y pidió ayuda a su hermano Fernando el Católico. Recuperada la corona de Nápoles (1506), Juana concertó la boda de su hija Juana con su sobrino el rey de Nápoles Fernando II Se celebró la boda pero al poco tiempo murió Fernando II (1496) y Juana tuvo que entregar el reino a su hijastro Federico, hijo de Fernando I. Juana intentó casar a su hija con el duque de Calabria, hijo de Federico, pero el rey no quiso. El rey de Nápoles Federico fue destronado por la alianza entre el rey de España, Fernando el Católico, y el rey de Francia, Luis XII, que se repartieron el reino. Juana y su hija regresaron a España (1499) y ambas volvieron a Nápoles (1506). donde mantuvieron una corte literaria y artística.