[Del lat. octonarius]. En la poesía greco-latina, verso de ocho pies, calificado como “tetrámetro yámbico” si su último pie era un yambo (compuesto por una sílaba breve y una larga), como “tetrámetro trocaico” si era troqueo (compuesto por una sílaba larga y una breve) o como “tetrámetro anapéstico” si era anapesto (compuesto por dos silabas breves y una larga). En la poesía española, al sustituirse el sistema cuantitativo por el acentual, el nombre de “octonario” pasó a emplearse para designar versos de dieciséis sílabas. El uso en la poesía castellana medieval lo consagró a los cantares de gesta, en los que se evidenció su carácter de verso compuesto, en general, por dos octosílabos. En efecto, pese a la fluctuación métrica propia de los cantares de gesta medievales (fenómeno que caracteriza las distintas formas de la poesía medieval española y que consiste en la falta de igualdad, dentro de unos límites, en el número de sílabas entre los...