Escultor activo en La Rioja entre 1565 y 1608. Residió en Santo Domingo de la Calzada y mantuvo contactos profesionales con Juan de Anchieta. Realizó entre 1569 y 1575 el retablo y la sillería del coro de la iglesia de San Asensio, perdidos en 1933, y antes de 1580 terminó el retablo de la iglesia de Briones, con rasgos romanistas en los que se evidencia el conocimiento de las obras de Miguel Ángel. Se le atribuyen el retablo de San Andrés en Santo Domingo de la Calzada, el de la iglesia de Elgeta (Guipúzcoa), el de San Pedro en Santa María de la Redonda de Logroño y una imagen de la Purísima en Briones. El retablo de Lanciego (Álava) y los relieves del pulpito de la catedral de Astorga (León) han sido atribuidos a su taller.