Vida y reinado La razón de su sobrenombre se debe al hábito de fraile encapuchado que su madre le hizo vestir durante su infancia. Accedió al trono a la muerte de su padre, con dieciséis años de edad, por lo que, en un primer momento, fue tutelado por Gonzalo Mendes y Pedro Anes, quienes firmaron, durante sus primeros meses de reinado, varios preceptos favorables a la Iglesia lusa. Con ello, pretendían rebajar las tensiones entre ella y la Corona, latentes desde el reinado de su abuelo, Sancho I (1185-1211), quien, para reforzar la autoridad real, se había negado a pagar al papado los censos que le correspondían desde que el padre de éste, Alfonso I Enríquez (1139-1185), había infeudado (1143) el reino a la Santa Sede.